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Si quieres leer más sobre nuestras campañas anteriores, puedes hacerlo aquí


miércoles, 25 de mayo de 2016

La guardia de Javier de La Guardia

Seguimos en ruta con buen tiempo, sin mucho balance, más sol que lluvia, los pajaritos a bordo y la tórtola desaparecida. Hay quien ha intentado fotografiarlos pero no es fácil. Todos estamos muy ocupados con los preparativos. Los marineros han instalado en el parque de pesca las mesas que necesitamos para los muestreos y también han estado en cubierta preparando el cable para el aparejo. El personal de máquinas nos ha colocado unas buenas luces sobre las mesas de trabajo y nosotros hemos mantenido nuestra reunión informativa habitual para repasar los protocolos de muestreo y distribuir el trabajo. Ya se ha puesto a punto el laboratorio húmedo, que llamamos así por ser contiguo al parque de pesca, que es donde trabajamos con el pescado. Paciencia que lo iremos enseñando todo.

Preparando el cable


Cámara, luces y...


No es nada fácil preparar una campaña así. Aquí no hay tiendas y hay que asegurarse de que no va a faltar nada. Por eso, semanas antes de la salida del barco se empieza a empaquetar el material, cuya lista ocupa 8 hojas tamaño A4, sin márgenes y con letra pequeña. Para que os hagais una idea, el 18 de mayo se embarcaron 30 cajas de material más otros 30 bultos (básculas, bidones, canastas, ictiómetros, bandejas, cajas de almacenaje…). En las cajas hay de todo, desde repuestos para las básculas hasta cargadores de pilas, conectores, portátiles, cascos, calibres, lápices, rotuladores, bolsas de plástico, guantes de goma, cinta adhesiva, guías de peces, de invertebrados, de ballenas, aves (en cuanto pueda buscaré los pajaritos), spray anti-óxido, navajas, y un interminable etcétera.

Todo este lío es necesario para intentar que el pescado que llega a vuestra mesa sea capturado sosteniblemente. La campaña es el punto de partida de un proceso que involucra a decenas de profesionales, empezando por las 35 personas que vamos a bordo del Vizconde de Eza. Lo hemos contado en ediciones anteriores del blog pero lo repetimos para los nuevos lectores.

Nuestro objetivo es principalmente recoger información acerca de la demografía de las poblaciones de diferentes recursos marinos de interés comercial. Necesitamos saber la proporción de individuos juveniles y maduros, de machos y hembras, si se están reproduciendo o lo han hecho ya, sus tallas y pesos, su edad. Esta información la obtenemos de las muestras que conseguimos pescando de forma muy controlada. Nosotros lo llamamos pescas estandarizadas, porque todas son iguales, duran 30 minutos y se hacen con el barco a 3 nudos. Hacer todas las pescas iguales permite comparar las capturas entre ellas, por ejemplo calculando cuánto se ha pescado de una especie por milla cuadrada (estandarizar se llama ese tipo de cálculo) y sobre todo, comparar nuestros resultados con los de otras campañas.

Las pescas las planeamos con antelación. Nuestra área de estudio está dividida en estratos con diferentes profundidades, y según la extensión de cada estrato necesitamos hacer más o menos pescas en él. La profundidad es un buen factor para dividir el área de estudio porque diferentes especies tienen preferencia por diferentes rangos de profundidad.

Cada vez que hacemos una pesca (o un lance, es lo mismo), empezamos por separar toda la captura por especies. Luego, de cada especie hay que medir, pesar y abrir  muchos ejemplares para obtener toda la información que necesitamos. Todo esto lo veremos en los próximos días con fotos y algún vídeo.

Además, se identifican, fotografían y pesan todos los invertebrados, y se obtienen perfiles hidrográficos con una sonda CTD, que recoge, entre otras cosas, información sobre la temperatura y salinidad del agua desde la superficie hasta el fondo. También os enseñaremos el CTD la semana que viene.

Los datos del CTD se envían al IEO en Madrid al término de las campañas y pasan a una base de datos internacional donde son accesibles para aquellas personas o instituciones que los requieran.

Los datos de pesca e invertebrados pasan a las bases de datos del IEO, de donde los obtenemos los investigadores para diferentes fines. Uno de ellos es la evaluación de recursos marinos. Nuestros compañeros Diana y Fernando pasan varias semanas al año en Canadá, representando a España en foros científicos internacionales en los que los países participantes ponen en común sus datos de pesca y de campañas para poder estimar cuántos peces hay en el océano y cuantos se pueden pescar sin poner en peligro los recursos. Es lo que llamamos el asesoramiento científico. La decisión final queda en manos de los gestores, pero cada vez es más frecuente que adopten el asesoramiento. El siguiente paso es el reparto de las cuotas entre los países y que las flotas salgan a pescar.


¡Así que mañana todo el mundo a comer pescado y que no quede nada en el plato! 


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