Seguimos en ruta con buen tiempo, sin mucho balance, más sol
que lluvia, los pajaritos a bordo y la tórtola desaparecida. Hay quien ha
intentado fotografiarlos pero no es fácil. Todos estamos muy ocupados con los
preparativos. Los marineros han instalado en el parque de pesca las mesas que
necesitamos para los muestreos y también han estado en cubierta preparando el
cable para el aparejo. El personal de máquinas nos ha colocado unas buenas
luces sobre las mesas de trabajo y nosotros hemos mantenido nuestra reunión
informativa habitual para repasar los protocolos de muestreo y distribuir el
trabajo. Ya se ha puesto a punto el laboratorio húmedo, que llamamos así por ser
contiguo al parque de pesca, que es donde trabajamos con el pescado. Paciencia
que lo iremos enseñando todo.
Preparando el cable |
Cámara, luces y... |
No es nada fácil preparar una campaña así. Aquí no hay
tiendas y hay que asegurarse de que no va a faltar nada. Por eso, semanas antes
de la salida del barco se empieza a empaquetar el material, cuya lista ocupa 8
hojas tamaño A4, sin márgenes y con letra pequeña. Para que os hagais una idea,
el 18 de mayo se embarcaron 30 cajas de material más otros 30 bultos (básculas,
bidones, canastas, ictiómetros, bandejas, cajas de almacenaje…). En las cajas
hay de todo, desde repuestos para las básculas hasta cargadores de pilas,
conectores, portátiles, cascos, calibres, lápices, rotuladores, bolsas de
plástico, guantes de goma, cinta adhesiva, guías de peces, de invertebrados, de
ballenas, aves (en cuanto pueda buscaré los pajaritos), spray anti-óxido,
navajas, y un interminable etcétera.
Todo este lío es necesario para intentar que el pescado que
llega a vuestra mesa sea capturado sosteniblemente. La campaña es el punto de
partida de un proceso que involucra a decenas de profesionales, empezando por
las 35 personas que vamos a bordo del Vizconde
de Eza. Lo hemos contado en ediciones anteriores del blog pero lo repetimos
para los nuevos lectores.
Nuestro objetivo es principalmente recoger información
acerca de la demografía de las poblaciones de diferentes recursos marinos de
interés comercial. Necesitamos saber la proporción de individuos juveniles y
maduros, de machos y hembras, si se están reproduciendo o lo han hecho ya, sus
tallas y pesos, su edad. Esta información la obtenemos de las muestras que
conseguimos pescando de forma muy controlada. Nosotros lo llamamos pescas
estandarizadas, porque todas son iguales, duran 30 minutos y se hacen con el
barco a 3 nudos. Hacer todas las pescas iguales permite comparar las capturas
entre ellas, por ejemplo calculando cuánto se ha pescado de una especie por
milla cuadrada (estandarizar se llama ese tipo de cálculo) y sobre todo,
comparar nuestros resultados con los de otras campañas.
Las pescas las planeamos con antelación. Nuestra área de
estudio está dividida en estratos con diferentes profundidades, y según la
extensión de cada estrato necesitamos hacer más o menos pescas en él. La
profundidad es un buen factor para dividir el área de estudio porque diferentes
especies tienen preferencia por diferentes rangos de profundidad.
Cada vez que hacemos una pesca (o un lance, es lo mismo),
empezamos por separar toda la captura por especies. Luego, de cada especie hay
que medir, pesar y abrir muchos
ejemplares para obtener toda la información que necesitamos. Todo esto lo
veremos en los próximos días con fotos y algún vídeo.
Además, se identifican, fotografían y pesan todos los
invertebrados, y se obtienen perfiles hidrográficos con una sonda CTD, que
recoge, entre otras cosas, información sobre la temperatura y salinidad del
agua desde la superficie hasta el fondo. También os enseñaremos el CTD la
semana que viene.
Los datos del CTD se envían al IEO en Madrid al término de
las campañas y pasan a una base de datos internacional donde son accesibles
para aquellas personas o instituciones que los requieran.
Los datos de pesca e invertebrados pasan a las bases de
datos del IEO, de donde los obtenemos los investigadores para diferentes fines.
Uno de ellos es la evaluación de recursos marinos. Nuestros compañeros Diana y
Fernando pasan varias semanas al año en Canadá, representando a España en foros
científicos internacionales en los que los países participantes ponen en común
sus datos de pesca y de campañas para poder estimar cuántos peces hay en el
océano y cuantos se pueden pescar sin poner en peligro los recursos. Es lo que
llamamos el asesoramiento científico. La decisión final queda en manos de los
gestores, pero cada vez es más frecuente que adopten el asesoramiento. El
siguiente paso es el reparto de las cuotas entre los países y que las flotas
salgan a pescar.
¡Así que mañana todo el mundo a comer pescado y que no quede
nada en el plato!
Fantástico trabajo, sois unos profesionales. Un abrazo
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