Calma chicha desde ayer por la tarde, sol durante todo el
dia, una comida estupenda rematada con un postre de chocolate delicioso… y nos
pagan por esto!
No os creais que estamos mano sobre mano a pesar de todos
estos lujos. Esta mañana se han instalado las básculas y esta tarde hemos
tenido una reunión de trabajo.
Saludos a Bernardo y Santi, que desgraciadamente no están a
bordo este año. También hemos tenido noticias de Gonzalo, que dice que la
tórtola es una tórtola turca. Nos han escrito desde la SEO para darnos un enlace
donde registrar la golondrina. Por cierto que Eva, que estará a cargo del CTD,
se ha enterado de que fue anillada en Hiddensee y Juan me confirma que allí hay
una Estación Ornitológica.
El parque de pesca listo para el asalto |
Se acabó el solecito |
Pero hoy voy a dedicar el blog a Sir Ernest Shackleton. Este
mes de mayo se cumplen 100 años de la hazaña marina más increíble de la
historia de la navegación y aunque la fecha real del evento fue el 16 de mayo
me resisto a no hablar de él.
La exploración polar a finales del s XIX y principios del XX
es fascinante. Tengo una colección de libros sobre el tema bastante decente, la
mayoría los diarios de los propios participantes, biografías e incluso libros
de fotos. Empecé a leer sobre el tema después de que mi amigo Alex me pegara el
“virus antártico” cuando estudiábamos Biología. Hay muchas expediciones y
exploradores memorables pero mi favorito con diferencia es Shackleton.
Shackleton fue el mejor explorador polar de la historia.
Dedicó la mayoría de su vida activa a la exploración Antártica, y de hecho
falleció en Georgia del Sur, a bordo de su barco Quest, de camino al continente
en la tercera expedición dirigida por él. Nunca consiguió cumplir sus objetivos
pero –y aquí radica su grandeza- nunca perdió un hombre. En su primera
expedición, que perseguía llegar al Polo Sur, se dio la vuelta a menos de 200 km del Polo. Haber
intentado llegar habría supuesto perder el Nimrod,
cuya partida a Nueva Zelanda estaba prevista en marzo para evitar verse
atrapados en el hielo durante todo el invierno. Continuar era también arriesgar
la vida del equipo, porque ya habían recortado las raciones de comida y
siguiendo la tradición Victoriana de ignorar el conocimiento acumulado por
culturas habituadas a la vida en el hielo pero consideradas menos “avanzadas”
que la sociedad occidental, iban arrastrando todo su equipo en pesados trineos.
Porque si mirais un mapa de la Antártida , igual os
imaginais una gruesa capa de hielo homogeneizando el terreno, pero esta impresión
es errónea. Hay rangos montañosos muy elevados, donde elevaciones de 4000 m no son raras, como Monte Vinson. Y luego están los
mares helados. Cuando el mar se congela, las corrientes siguen activas bajo el
hielo, creando diferencias de presión que acaban por romperlo y amontonarlo,
creando una superficie muy accidentada que puede ser incluso impasable. En el
continente hay también glaciares, llenos de grietas y fisuras. Ahora imaginaos
que os vestís en varias capas de ropa muy gruesa y pesada y que teneis que
tirar de un trineo que pesa varios cientos de kilos con todo lo que vais a
necesitar para tres meses. Esto es lo que hicieron estos hombres.
En fin, que Shackleton tuvo un recibimiento –merecido- de
héroe cuando volvió de su primera expedición en 1909, y enseguida comenzó a
organizar la ampliamente conocida expedición del Endurance. El objetivo era cruzar la Antártida , puesto que
Amundsen ya había llegado al Polo Sur en 1911. El Endurance dejó Inglaterra en
agosto de 1914, y puso rumbo a Georgia del Sur, donde pasó un mes en la
estación ballenera noruega preparando la última etapa del viaje. Navegaron al
Mar de Weddell en diciembre, alcanzaron su máxima posición al sur a mediados de
enero y el Endurance quedó atrapado
en el hielo hasta noviembre, cuando la presión acabó por fracturarlo y
hundirlo.
Para entonces, los hombres llevaban semanas acampados en el
hielo, y allí continuaron, flotando en el hielo hasta abril. Entonces tuvieron
que hacerse a la mar en los tres botes salvavidas recuperados del Endurance, el mayor de los cuales (el James Caird, de unos 7 m de eslora) había sido
modificado para que resultase más marinero. Ocho días más tarde llegaron a Isla
Elefante, y quedó claro que si querían ser rescatados tendrían que salir a
buscar a los rescatadores ellos mismos porque nadie sabía que estaban allí.
El 24 de abril, Shackleton y cinco hombres cuidadosamente
seleccionados abandonaron esa mota que es en el mapa Isla Elefante con el
objetivo de alcanzar otra mota, Georgia del Sur, a 600 millas náuticas
(casi 1200 km ).
Estuvieron mojados durante toda la travesía. No podían tumbarse, ni ponerse de
pie, ni sentarse cómodamente. El tiempo fue horroroso, y sólo podían tomar su
posición ocasionalmente, en muy malas condiciones, a través de las nubes desde
su inestable bote. Una mañana vieron al despertar que estaban a punto de volcar
por el hielo acumulado en cubierta, que tuvieron que picar. Atravesaron un
huracán que hundió un barco de 500 t y finalmente llegaron a Georgia del Sur el
10 de mayo. Estaban, sin embargo, en el lado opuesto al asentamiento noruego de
Stromness, y no quedó más remedio que cruzar la isla porque el bote ya no
estaba en condiciones de hacerlo a la mar de nuevo. El interior de la isla
estaba sin cartografiar y se desconocía el interior, salvo el detalle de que
era muy montañoso. Shackleton y sus hombres hicieron unos 150 km en 36 horas,
corriendo graves riesgos. Sólo tenían una cuerda. Cuando Shackleton veía que
sus hombres estaban agotados les proponía dormir durante una hora, y los
despertaba cinco minutos más tarde. Ellos se sentían descansados y no corrían
el riesgo de morir de hipotermia. Finalmente pudieron oir las sirenas de las
fábricas llamando al primer turno de la mañana.
Las primeras personas que se encontraron fueron unos críos
que salieron corriendo al verlos. Entonces se dirigieron a la casa del jefe,
pero esa es otra historia. Baste decir que hace 100 años, Shackleton cruzó el
Océano del Sur en un bote de 7
metros para salvar a sus 27 hombres.
Para los muy curiosos, mi biografía favorita de Shackleton
es la de Roland Huntford. Para los muy curiosos sin tiempo para leer varios
cientos de páginas hay un librito precioso que me regaló hace poco mi buena
amiga Beatriz, titulado “Shackleton’s boat. The story of the James Caird”.
Brindo por Shackleton, el mejor explorador polar de la
historia, en el 100 aniversario de la travesía oceánica más épica de todos los
tiempos.
Que bonito que después de tanto tiempo alguien se acuerde con tanto entusiasmo de su gesta
ResponderEliminarBravo Shackelton, y emocionante leer todo esto Elena. La más épica de las travesías, del explorador q no perdió nunca a un hombre y al que, como por obra del destino, se le paró el corazón en South Georgia años después de la hazaña, regresando como un imán al sitio donde se convirtió en leyenda. Elena: te propongo irnos los dos a ver el James Caird a Inglaterra (yo aún no lo he visto) y ahí brindamos. Un abrazo muy fuerte, mi gran amiga Antártica!
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