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sábado, 20 de mayo de 2017

Javier de La Guardia empieza su guardia



Esto se va animando, y ya va siendo hora porque tantos días de ruta al final acaban impacientándonos. Esta mañana hemos visto una ballena soplar y sumergirse muy cerca del barco, y nos hemos cruzado con tres cargueros. La profundidad vuelve a aumentar, asi que vamos dejando atrás la dorsal Atlántica y mantenemos la previsión de empezar a pescar el lunes por la mañana. Hoy navegamos con un viento de proa algo más fuerte que el de ayer pero está siendo la mejor ruta con diferencia.

El primer carguero tras el desayuno

Nair y e-Teo han aprovechado la mañana para sacar el CTD de su embalaje y dejarlo preparado. Vamos a empezar -y espero que terminar- con el CTD del Vizconde, que tiene más sensores que el que traemos de repuesto. Ya lo hemos comentado alguna vez, pero vamos a repasar: la sonda CTD es el equipo que echamos por la borda para recoger, entre otras cosas, datos sobre la conductividad, la temperatura y la profundidad del agua. De las iniciales en inglés de estas tres palabras viene el acrónimo CTD. Hay que ver qué afición tenemos a tirar al agua equipos que cuestan miles y miles de euros -empezando por los aparejos.  

Nair aplicando alta tecnología


La conductividad nos indica la salinidad del agua. A los que hicimos EGB, BUP y/o FPs nos enseñaron en Física (antes no había temor a llamar a las diferentes disciplinas por su nombre) que el agua de mar es un electrolito, es decir, conduce la electricidad. Y cuanto más salina, mejor. Para los que andamos chapoteando en el mar, tanto si somos biólogos como si somos oceanógrafos, esta información es muy interesante, porque no toda el agua de los océanos es igual. Los mares y océanos están compuestos por masas de agua muy diversas entre sí en contínuo movimiento que además no se mezclan, porque diferentes salinidades y temperaturas se traducen en diferentes densidades: las masas de agua más densas van a parar al fondo y las menos densas circulan por encima de éstas. Aquí entra el juego el viento, que mueve las masas de agua en superficie, del Ecuador hacia los polos. Allí el agua se enfría y va al fondo. Podeis encontrar más información sobre estos fenómenos buscando en internet “circulación general del océano”, y lo recomiendo porque es un tema apasionante y muy relacionado con el clima. A veces se puede ver donde confluyen dos masas de agua, como en las desembocaduras de los ríos, pero también en alta mar. Otras veces hace falta recoger datos con estas sondas. 

Y yo he dicho que mide la profundidad, pero los físicos se habrán reido. En realidad la sonda mide la presión, y de ella se deduce la profundidad. A mí me basta la aproximación de que una atmósfera equivalga a un metro pero para determinados estudios hace falta más precisión.

El CTD y sus sensores


La sonda del Vizconde tiene además un sensor de fluorescencia, que aporta información sobre el contenido en clorofila (los sistemas fotosintéticos emiten fluorescencia) y el oxígeno disuelto. Estos datos nos sirven para calcular la productividad primaria, que ya sabeis es responsabilidad del fitoplancton. En cuanto al oxígeno disuelto, en esta campaña no nos preocupa, pero en aguas costeras puede ser un problema. En el agua ocurren muchos procesos que producen o consumen oxígeno, y si el consumo supera la producción puede darse un problema de anoxia. Por ejemplo, el aumento de la temperatura del agua y de la materia orgánica disuelta disminuyen la presencia de oxígeno en el agua.

En resumen, esta sonda va a hacer mediciones de temperatura, conductividad, presión, fluorescencia y oxígeno disuelto a cada metro de profundidad. Cuando lo lancemos a 100 m hará cien mediciones y cuando lo lancemos a 1200, pues hará 1200 mediciones de cada parámetro.

Cuando empecemos a usar el CTD, después de cada lance Nair tendrá que descargar los datos y ver el perfil obtenido para ver si ha trabajado bien o no. Si todo ha ido bien tendremos dos curvas de temperatura y salinidad sin interferencias. Si no, tendremos que maldecir un poco hasta que solucionemos el problema. Bueno, tendrán que maldecir Nair y e-Teo, que son quienes lidian este miura.

Nair me dará al final de la campaña unos ficheros que llamamos “hex” por su extensión y a los que en realidad la palabra inglesa “hex” (maldición) les va genial, porque si se abren en una aplicación para texto sencillo primero se ve información muy detallada del lance y luego parecen un auténtico galimatías. Hay un fichero hex por lance.

Un fichero hex


Estos ficheros los mando a una compañera en Madrid (física / oceanógrafa) junto con información adicional referida a la configuración de la sonda, y ella los trabaja para cargarlos en un portal de datos de oceanografía europeo que se llama SEADATANET. Yo los pido a través de esa web y me los mandan en un formato inteligible que puedo importar a otro programa para analizarlos.

El portal de SEADATANET

Un fichero de texto con información de un lance de CTD. La primera columna es la profundidad, la tercera la densidad, la quinta la temperatura y la séptima la salinidad.


Así que ya veis. Un aparato tan pequeño y la cantidad de trabajo que da. Pero esta campaña se va a portar genial. O de lo contrario, lo tiraremos por la borda.

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