Hoy se nos ha hecho un poco tarde, menudo
día de trabajo llevo pegada al ordenador. He pasado un ratito mirando el mapa
del blog y además de los lectores fieles como Silvia he visto que tenemos
varios lectores misteriosos en sitios exóticos, como Malta (aunque a tí ya te
hemos identificado ;-) ) y Lipetsk en
Rusia. Juraría que antes también he visto un lector en Armenia, pero ahora no
lo encuentro. También nos están leyendo en Mjomna, Noruega, en varias ciudades
estadounidenses y británicas. En Groenlandia está Adriana y en Islandia,
Stefán. ¡Hola, Adriana, hola, Stefán! Esperamos que no esteis pasando mucho
frío.
Hemos tenido calma chicha y sol, así que
hay quien ha aprovechado para tumbarse en cubierta, que está muy bien porque
una vez que empecemos a pescar va a ser un no parar. O eso espero. El personal
biólogo mantuvo otra reunión para preparar el muestreo y yo he estado en el
laboratorio de acústica casi todo el día. El año pasado os comenté muy
brevemente que la Secretaría General de Pesca (que es la propietaria de nuestro
Vizconde de Eza) había hecho una inversión muy importante en el equipamiento
del barco. e-Teo me ha explicado hoy con mucho detalle cómo funciona el
laboratorio de acústica y la verdad es que es impresionante. Esto queda fuera
de mi área de conocimiento, pero con permiso de los geólogos voy a intentar
resumir lo que me ha contado e-Teo.
El grupo multidisciplinar de TRAGSA,
liderado por la Dra Araceli Muñoz lleva varios años embarcando en el Vizconde
para cartografiar los fondos marinos en aguas españolas. Para ello usan la
ecosonda multihaz y un sistema sísmico de alta resolución. Simplificando mucho,
estos equipos tienen un transmisor que convierte una señal eléctrica en un
pulso de sonido con una frecuencia determinada que chocan con el fondo y
devuelven un eco que es transformado por un aparato receptor en una señal
eléctrica. Un ordenador mide el tiempo transcurrido entre la emisión del pulso
y la recepción del eco. A más profundidad, más tiempo. Esto permite obtener el
relieve del fondo marino. La sonda multihaz “barre” una superficie muy ancha,
porque estos pulsos se emiten en forma de abanico en sentido perpendicular a la
marcha del barco. El barco hace tantos transectos paralelos como sea necesario (y el tiempo permita) para cubrir el área de estudio. La diferencia entre los datos obtenidos por esta sonda y el
sistema sísmico es que el pulso del segundo penetra varios metros en el fondo
marino, y su eco permite a los geólogos deducir qué tipo de fondo tenemos.
Ejemplo de la salida del sistema sísmico. |
Pero hay más. Porque la velocidad de
transmisión del sonido en el agua varía en función de la masa de agua,
salinidad, temperatura… de modo que antes de poner la sonda y el sistema
sísmico en marcha hay que calibrarlos con la velocidad del sonido en el área de
trabajo. Para eso se usa un perfilador de sonido. Es un sensor bastante grande
al que se le carga cierta información (por ejemplo la profundidad a la que está
el barco y la profundidad a la que va a llegar el sensor) y luego se echa al
agua para que mida la velocidad de transmisión del sonido en ese punto. El
Vizconde está además equipado con otro perfilador fijo, alojado junto a la
hélice de proa, para medir la velocidad del sonido en superficie.
Un perfilador de sonido. |
Y aún no hemos acabado. Queda
georreferenciar los datos que obtienen la multihaz y la sísmica. Aquí entra en
juego el SEAPATH, que es un GPS diferencial (un sistema de sensores de
dirección, altitud y posicionamiento). El SEAPATH recibe señal de varios
satélites, representados por círculos. Los de color verde son los satélites de
los que recibimos señal. Cuando se hacen trabajos de cartografía se alquila
además la señal de dos satélites georreferenciados. Estos satélites orbitan a
mucha mayor distancia de la Tierra que los satélites de telecomunicaciones y se
desplazan con ella en los movimientos de rotación y traslación. Básicamente
están siempre en el mismo sitio respecto a la Tierra. El SEAPATH recibe también información del MRU
(Motion Reference Unit, o Unidad de Referencia de Movilidad), que es un aparato
instalado en el centro de gravedad del barco (en el laboratorio de informática)
y que calcula cómo se balancea y cabecea el barco. Estos datos los usa el
SEAPATH de forma que a efectos de cálculo para los datos que recogen los
geólogos es como si el barco estuviese inmóvil.
El SEAPATH también está conectado al sistema
de posicionamiento dinámico del Vizconde, que permite posicionar el barco en un
punto fijo sin que se desplace independientemente del tiempo o la mar que haya;
y a la sonda TOPAS, que es la que nos muestra el fondo en los monitores del puente.
Por si esto fuera poco, los equipos tienen
que estar además sincronizados para que los pulsos de la multihaz y el TOPAS no
interfieran entre sí, y también hay que incluir un parámetro que anule el
efecto del calado del barco, que varía con su carga. Y lo que ya no sé es el
tiempo que lleva a los geólogos pasar de los datos de las sondas a esos mapas
tan espectaculares que hacen. A ver si alguno de ellos nos lo cuenta.
Hola a todos! Qué tengáis muy buena campaña y buen tiempo! Un abrazo.
ResponderEliminardesde tierras Groenlandesas...
EliminarLa gran pena es aue descubráis la Geología Marina sin mirar al interior del Instituto Español de Oceanografía. Siendo muy bueno el equipo técnico de TRAGSA, el IEO dispone de un Grupo de Investigación Cientifica @gemar_ieo que dispone de tecnologia de prospección de ultima generació y que ya ha participado en diversos estudios con el Grupo de Pesquerias Lejanas de Vigo. Os felicito por descubrir disciplinas cientificas más allá de la pesca.
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